Las Luces de Oita muestra las cicatrices que quedan en el alma por efecto del amor, el placer de vivir bajo la creencia de que la soledad es el remedio. En todo caso, es una novela en la que la vida del individuo importa más que nada, aunque la lucha por ser uno mismo no redunde más que en sufrimiento.
Luis Ferrero Litrán nos acerca a Japón y al mundo con un pasional, descorazonador y emocional desnudo interior de Arito y demás personajes.
Es curiosa la cercanía y abrigo que desprende su narrativa, mientras nos va describiendo probablemente un mundo que nos aleja y enfría sin que nos demos demasiada cuenta.
"(...) es encomiable la tarea de Luis Ferrero Litrán en su novela ‘Las luces de Oita’ (Marciano Sonoro Ediciones), en la que se mete en la piel de unos jóvenes japoneses y transita por sus vidas y angustias sin caer en tentaciones de exotismo".
En su blog:
Profundamente superficial "Mejor ser profundamente superficial que superficialmente profundo", Ramón Eder (Ironías)
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